Reflexión de inicio de curso
Comienza un nuevo curso escolar y de nuevo muchos lo afrontamos con tristeza: con la tristeza de ver a nuestros hijos pasar la mayor parte del día en un centro escolar y no poder disfrutar de la tan codiciada conciliación. Los lentos avances que se hacen a favor de la conciliación de la vida familiar y laboral parecen, en muchos casos, orientados a que las instituciones se hagan cargo de los niños el mayor tiempo posible, de modo que los coles hacen labores de colegio a la vez que de guardería. Y esto no está mal. Al contrario, nos podemos felicitar por ello, pues hay muchas profesiones y situaciones familiares que obligan. Además, los avances al otro lado de la balanza, el laboral, son aún más lentos, en algunos casos me aventuro a decir nulos. Muchas empresas, las más innovadoras, apuestan por los horarios flexibles: diferentes horarios de entrada, diferentes horarios de salida, para que las familias se puedan organizar. Pero en cuestión de coles, parece que la flexibilidad resulta insoportable para algunos. Tanto es así que muchos luchan contra ella. ¿Por qué no se puede ofrecer a todo el mundo la opción que mejor convenga a la conciliación de su vida familiar y laboral? El horario flexible a la hora de entrar por la mañana está establecido hace muchos años y muchos se benefician de él. El horario de salida es el que provoca más recelo entre padres y AMPAS. ¿Es posible que haya gente a la que moleste que uno se pueda ir antes a su casa a disfrutar de su familia? ¿Es posible que la administración no favorezca que los niños pasen más rato en familia? ¿Cuánto tiempo tendrá que pasar para que sea el bienestar de todos los niños lo que prime? Hasta que ese momento llegue, no nos queda otra que disfrutar al máximo del tiempo de que disponemos con ellos.
Y luego aún salen debates del porque del fracaso escolar..es evidente...los niños tienen mucha información y poca emoción.
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