Cuatro argumentos erróneos por los que elegir la jornada partida
1. Porque siempre ha sido así y no estamos traumatizados
Este es un argumento muy habitual no solo en este tema, sino en casi cualquiera en el que haya que decidir un cambio considerable. La frase “siempre se ha hecho así y nosotros no hemos salido traumatizados” es un clásico cuando de cambiar algo se trata. El “que me quede como esté” triunfa siempre aunque la promesa del cambio sea irresistible. Pero en este caso, como en muchos otros, el cambio ha de ser para mejor. Si se plantea un cambio hacia la jornada continua, será porque en muchos otros lugares se ha demostrado ventajoso (¡qué sabrán ellos!).
2. Porque nosotros somos diferentes
Apelar a lo emocional también es habitual entre algunos defensores de la jornada partida. A todo el mundo le gusta creerse diferente (¡todos lo somos!), pero no lo somos por tener la jornada escolar dividida o por pasar más horas que nadie en el cole, ni somos mejores que los demás por ello. Si alguien te hace creer que debes elegir la jornada partida para ser mejor que los demás, desconfía: esa persona debe saber bien que no es cierto.
Es posible que algunos valores se aprendan en el patio del colegio, pero el verdadero trabajo es de la familia. Que nadie te engañe. Nadie debe sustituir a los padres en esta tarea y, desde luego, no son los niños de su misma edad los que lo van a hacer. Los maestros hacen una aportación inestimable durante las horas lectivas y el recreo, pero las tres horas de patio y comedor no son la clave, ni lo serán mientras los comedores y los patios estén masificados.
4. Porque si mis hijos no pueden salir antes, que no salgan los de los demás
Aunque parezca mentira, hay personas (esperamos que pocas) cuyo argumento real para decantarse a favor de la partida y en contra de la continua es que no pueden recoger a sus hijos y prefieren que, si ellos no pueden, los demás tampoco. Además de ser una postura muy poco solidaria, también es una postura poco reflexionada. Perpetuando la jornada partida no favorecemos nada a los padres del futuro (nuestros hijos), que tampoco tendrán la posibilidad de pasar más tiempo con sus hijos si su jornada laboral lo permite, ni de acceder a un mercado laboral más flexible, que es a lo que aspiramos muchos. Las jornadas laborales de cada familia son las que son. Siempre habrá padres que tendrán que trabajar hasta tarde, pero ¿y si estos padres pudieran disfrutar de sus hijos por la tarde, por ejemplo, durante un día, durante dos, no les gustaría aprovecharlo? La jornada continua abre la puerta a la flexibilidad en los colegios: a que, si un día puedes, recojas a tus hijos a las 15:00.
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